JUAN
DOMINGO: DANIEL MIRANDA
HERMINIO:
LEANDRO IBARRA
UBALDINI:
JOSE ESCOBAR
LORENZO:
ERNESTO ROWE
ITALO
ARGENTINO: ERNESTO FONTES
PERONISTA
1: JOSE ESCOBAR
PERONISTA
2: ERNESTO FONTES
LIBERTÁ:
NATALIA OLABE
ESPOSA:
NATALIA FERNÁNDEZ ACQUIER
NIÑA:
INÉS SEIJO
DIARERO:
ERNESTO ROWE
PATRIA:
JULIETA
ASISTENTE: NATALIA FERNÁNDEZ ACQUIER
DRAMATURGIA: MARTÍN SEIJO
I
JUAN
DOMINGO: ¡Herminio! ¡Herminio! ¡Acá! ¡Herminio! Dejame pasar, carajo, que se me
va. ¡Herminio! ¡Lo hice con mi mujer y los chicos! ¡Tome! Ayudame, che. Subime.
Vos también ayudá. Ahí va. ¡Pará, pará, pará que me caigo! ¡Agarrenmén,
boludos! Vamos, levantenmén un poco. Ahí está. ¡Herminio! ¡Esto es para usted!
¡Herminio! ¡Compañero Lorenzo, me lo llama a Herminio! ¡A Herminio! Eh, ¿qué
pasa? ¿Qué empujás? Somos todos peronistas, muchachos. Le quiero dar esto a
Herminio. Sí, quedó una pinturita. Como con el arbolito de Navidá, participó
toda la familia. Mi jermu se da maña, viste. Dale, haceme la gamba. Me vine
desde la concha del mono solo para esto. Abrime paso, ¿querés? No, no, vos no
se lo das. Se lo quiero dar yo. ¡Soltá que se rompe de nada! Me vine en tren,
no sabés lo que lo cuidé. No voy a dejar que me lo rompan ahora. ¡Soltá te
digo! Se me ocurrió a mí. Entonces lo justo es que se lo alcance yo, ¿estamo'? Eso,
levantenmén, dale que vamos. ¡Herminio! ¡Herminio! ¡Herminio! Usted no, Saúl. ¡Acá,
Herminio! ¡Acá, es un segundo! ¡Mire lo que le traje! ¡Herminio! ¡Ahí me vio! ¡Aguanten
abajo! ¡Venga, tome, tome!
HERMINIO:
¿Qué es esto, compañero?
JUAN
DOMINGO: Un regalo. Lo hice con la familia. Es para usted, Herminio.
HERMINIO:
Quedó lindo. ¡Gracias!
JUAN
DOMINGO: Pero tome, no me lo deje.
HERMINIO:
¿Dónde querés que me lo meta?
JUAN
DOMINGO: Herminio, oiga, usted es peronista de verdá, yo lo voy a votar. No
pare hasta ser nuestro presidente.
HERMINIO:
Gracias, compañero. La próxima, si hay próxima, quizá sea mi gran oportunidá.
Pero ahora la provincia me necesita.
JUAN
DOMINGO: ¡Es el mejor! Lo quiero, Herminio. Perón y Evita están con uste'.
HERMINIO:
Lo sé.
JUAN
DOMINGO: ¡Tome, préndalo fuego!
HERMINIO:
¡No!
JUAN
DOMINGO: ¿Cómo que no? Dele, si es lo que se merecen. ¡Prendalo fuego! Lo pide
el pueblo. ¡Queremos fuego!
HERMINIO
(riéndose): Pasame un encendedor que
el mío me lo dejé en la campera.
JUAN
DOMINGO: Agarre. ¡Eh! ¡Paren! ¡Ay! ¡Mi pie! Me dejaron rengo la reputísima
madre que los parió. ¿Qué? Dejame ver. ¡Esa, Herminio! Así se hace. ¡Ya está!
¡Ya ganamos! ¡Grande, Herminio! Sumándose
al canto de la masa, mientras desconcentra. Siga, siga, siga el baile/ al
compás del tamborín/ que el domingo le ganamos/ al gorila de Alfonsín. ¡Vamos! Sigue cantando. ¡Alfonsín, Alfonsín, el
nuevo presidente de Titanes en el ring! Escuchen esta. Adelante radicales,
adelante sin cesar, pero no tan adelante que se enoja el General. Herminio
Iglesias/ justicialista y trabajador/ a votarlo compañero/ a votarlo el pueblo
entero/ con Herminio triunfa el pueblo de Perón. La alegría irá mutando en tristeza y llanto. Los muchachos
peronistas/ todos unidos triunfaremos/ y como siempre daremos/ un grito de
corazón/ ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Mirando
al cielo. Perdoname, viejito. Perdoname. Lo hice por mis hijos. Por tus
nietos. A lo mejor no pasa nada. Pero tenía que hacerlo. En contra de mis
sentimientos. En contra de mi cuna, de mi conventillo, de mis amigos, de mis
compañeros. Esta vez no podemos ganar. No debemos ganar. ¿Qué hice? ¡Dios! No
va a pasar nada. Ay, el pie, como duele. Casi me matan. Lo prendió con ganas,
Herminio. No me podía fallar. ¿Dónde está el puto cospel? ¿Funciona esto? No
tiene tono. Allá hay otro. ¡Qué de gente! Vamos a ganar igual. No hay con qué
darle. Pero yo hice lo que tenía que hacer. ¿Cómo era? Sí. ¡Hola, Negri! ¿Me
escuchás? Soy yo. ¡Lo hizo, Herminio no me falló! Sí, estoy bien, tranquila. ¿Lo
pudiste ver? ¿Salió? ¿No sabés? ¿Cómo que no sabés? Te dije que miraras la
tele. ¿Los chicos no te dejaron? Sí, sí, ahora vuelvo. Ya hice lo que tenía que
hacer. ¿Cómo que quién me manda? No sé, Negri, en dos o tres horas. Depende del
tren. Siempre depende del tren. Estoy solo acá. ¿Qué decís? No me rompas las
pelotas, querés. Vine por ustedes, por nosotros. ¡Andate a la concha de la
lora! Vuelve a llorar. Después se
queja porque le levanto la mano. Yo no quiero, pero ella hace todo lo posible
para que se la levante. Por esto también tenemos que perder. Tengo sed. Otro
vinito. Otro vinito y a casa. ¿Cuánto tengo? Me alcanza y sobra. Y me dan
ganas. No porque haya algo que festejar. Eso se verá. Solo tengo ganas. Había
un lugar cerquita de la plaza, por Brasil, creo. Fui a tantos. Me los confundo.
Uy, la cana. Parece que hicieron mierda un comité radical. Mejor me voy por
otro lado. La puta, me pegaron el grito. Yo me rajo aunque me duela el pie. Estos
hijos de puta no me agarran más. Agitado.
Ya está. No me siguen. Quiero fumar. Pero el encendedor se lo quedó
Herminio. ¿Qué fumará? ¿43/70? No son años peronistas. Capaz que fuma Jockey.
El colmo de los colmos: un peronista queriendo entrar al Club. Bueno, no sería
el primero con ese sueño. Ni el último. ¿Es acá? Sí, es acá. Timbre rojo. Vamos
a ver con qué me encuentro. A veces me ensarto de lo lindo. Me toca una muy
jovencita como la otra vez y cagué. Hola, permiso. Termino laburando yo y
encima igual le tengo que garpar. ¡Qué cagada! Más gente que en la 9 de Julio.
Se vinieron todos para acá, parece. ¿Hay que sacar numerito?
PERONISTA
1: Sí, acá tenés. (A Peronista 2) Che,
qué bien estuvo lo del jonca. Este Herminio es de no creer.
PERONISTA
2: Fue lo mejor del acto por lejos.
Risas.
JUAN
DOMINGO: Ma' sí, me hago el boludo y pregunto. Perdón que me meta. ¿Les pareció
bien que lo prendiera fuego? ¿No puede piantarnos votos algo así?
PERONISTA
1: Los radichetas todavía se creen que van a ganar. Hay que ser boludos, la
verdá.
PERONISTA
2: El pueblo sigue siendo peronista. No hay con qué darle.
PERONISTA
1: Podemos quemar todo lo que se nos cante que igual vamos a ganar el domingo.
PERONISTA
2: Quemamos iglesias y acá seguimos, ¿se acuerdan?
JUAN
DOMINGO: Yo no había nacido.
PERONISTA
1: Somos una masa imbatible, carancho. Resistente al frío, al calor, al exilio,
a la tortura.
JUAN
DOMINGO: ¿Todos están para lo mismo?
PERONISTA
2: Y sí, no vamos a estar acá para votar. Eso es pasado mañana.
PERONISTA
1: Escuché que van a traer putitas de otros barrios para atendernos más rápido,
por el estado de sitio, vieron, para que no se arme quilombo. Total es una
noche más.
PERONISTA
2 (cantando): Las mujeres de hoy en
día/ son todas alfonsinistas/ (se suma
Peronista 1) las mujeres de hoy en día/ son todas alfonsinistas/ pero se van
a la cama/ con un negro peronista.
JUAN
DOMINGO: No puedo esperar tanto. Me voy para casa, compañeros.
PERONISTA
1: Chau.
PERONISTA
2: Vos te lo perdés.
JUAN
DOMINGO: No se ve nada en este pasillo. Encima empezó a garuar. Voy a tener que
apurar el paso para no mojarme.
LIBERTÁ:
No te vayas, papi. Yo puedo hacerte pasar antes.
JUAN
DOMINGO: No sería justo con los que están esperando allá.
LIBERTÁ:
Te cobro un poquito más y listo. Eso es justo. Por lo menos para mí.
JUAN
DOMINGO: Pero para mí no sé. ¿Cuánto es un poquito más?
LIBERTÁ:
Lo que puedas, pero no digas nada y metete ya en ese cuarto, perejil.
JUAN
DOMINGO: ¿Esta cama nos va a aguantar?
LIBERTÁ:
Estás gordito pero hubo peores. ¿Qué viniste a buscar?
JUAN
DOMINGO: Esperá, quiero saber a quién vas a votar.
LIBERTÁ:
¿Qué?
JUAN
DOMINGO: Necesito saber a quién vas a votar. Ya sé que el voto es secreto, pero
me gustaría saber a quién vas a elegir.
LIBERTÁ:
Yo no voto. No tengo ni documento. Y si pudiera votar, igual no te diría a
quién. La otra noche un tipo la fajó a una amiga porque le dijo que iba a votar
al de bigote.
JUAN
DOMINGO: ¿Alfonsín?
LIBERTÁ:
No, al otro, el de bigote canoso.
JUAN
DOMINGO: Pero yo no te lo pregunto para darte una paliza. Yo soy peroncho y sin
embargo voy a votar a los radicales. Qué sé yo. Por esta vez, solo por esta
vez. Lo juro por mi viejo que me hizo peronista. Silencio incómodo. ¿No querés saber por qué?
LIBERTÁ:
No. ¿Empezamos o estás esperando que te dé una medalla al valor?
JUAN
DOMINGO: Soy… estás frente a un héroe, ¿sabés?
LIBERTÁ:
¡Mmmm! Mi Superman. ¿Te funcionan los superpoderes o necesitás ayuda para que
se te pare?
JUAN
DOMINGO: ¿Héroe o villano? No sé.
LIBERTÁ:
A mí me gustaron siempre más los malos. ¿Querés pegarme un rato para excitarte?
JUAN
DOMINGO: Vos no tendrías que estar acá. Yo tampoco. Por eso lo hice.
LIBERTÁ:
Bueno, entiendo, sos de los que primero le gustan hablar un poquito. Desembuchá
lo que tenés atragantado, rapidito. Yo hago como que te escucho.
JUAN
DOMINGO: Tenemos que aprovechar esta oportunidá. Salir del pozo en el que
estamos metidos. Aprender de los errores. Formar parte de algo importante.
Votar con la cabeza, no solo con el corazón.
LIBERTÁ:
Ya te dije que yo no voto.
JUAN
DOMINGO: ¿No sentís que algo está por cambiar?
LIBERTÁ:
Sí, mi cliente. Salí, no me estás rindiendo en guita.
JUAN
DOMINGO: Venite conmigo. Salgamos a la calle. A festejar.
LIBERTÁ:
Tengo una familia que alimentar. Andá solito y ojalá que te llenen de plomo,
plomazo.
JUAN DOMINGO: No me voy nada. Te pago para que
me escuchés. Quiero ser tu último cliente.
LIBERTÁ:
¿Sabés cuántos me dijeron eso? ¡Por favor! Somos grandes. Estás un poco
borracho, me parece. Andá a tu casa, ¿querés?
JUAN
DOMINGO: Esperá, pensalo, no vale la pena seguir...
LIBERTÁ:
Salí ya o llamo para que te saquen.
JUAN
DOMINGO: ¡No empujés!
LIBERTÁ:
¡Fuera!
JUAN
DOMINGO: ¡Abrí, che! No me dejés acá que está diluviando.
PERONISTA
1: Pero mirá a quién nos venimos a encontrar.
PERONISTA
2: Nosotros esperando como uno boludos, con el numerito en la mano, y a éste resulta
que ya lo atendieron y lo mandan peinadito para la casa.
JUAN
DOMINGO: No, se confunden, muchachos, yo pensé que era el baño y me metí.
PERONISTA
1: ¿Qué baño? Si esa es la puerta de la Libertá, traidor.
JUAN
DOMINGO: ¿La puerta de la Libertá?
PERONISTA
2: Sí, la puta más vieja de este puterío.
JUAN
DOMINGO (ido): ¿Libertá?
PERONISTA
1: Uh, está borracho el tipo.
PERONISTA
2: O drogado.
PERONISTA
1: ¿Le rompemos el culo y nos vamos?
PERONISTA
2: Se lo merece por hijo de puta, pero no, yo me voy a la mierda.
PERONISTA
1: Esperá, por lo menos cobrémonos el mal momento. ¡Tomá, para que tengas!
JUAN
DOMINGO: ¡Uh!
PERONISTA
2: ¡Y para que guardes!
JUAN
DOMINGO: ¡Ay! (Quejidos por unos segundos.)
Es una señal. Que se llame así. Ya tiene el nombre. Le falta salir. Pero no
se anima. Como nos pasa a todos. Pero el domingo se terminó. El domingo salimos
todos. ¡El domingo LIBERTÁ! Vomita y se
desmaya.
II
Sueño.
HERMINIO:
¿Qué me hiciste, hermano? Me cagaste olímpicamente.
JUAN
DOMINGO: Podía haberse negado a quemarlo, Herminio.
HERMINIO:
Es muy difícil estar de este lado del palco. Las tentaciones son muchas.
LORENZO: ¿Permitir que me silbaran el otro día
también fue una tentación?
HERMINIO:
No tuve nada que ver con eso.
UBALDINI:
Yo tampoco, Lorenzo. El pueblo se expresó solito.
LORENZO:
Sabés por dónde me paso al pueblo, Ubaldini. Lo armaron ustedes, no hay duda.
HERMINIO:
¿Y vos me lo mandaste a éste con el jonca?
LORENZO:
Ni lo conozco, no sé quién es.
ITALO
ARGENTINO: Compañeros, tenemos que estar tranquilos. Tranquilos y unidos.
Unidos y organizados. De lo contrario, perdemos.
HERMINIO:
¡Qué vamos a perder, Italo Argentino, por favor! Ganamos por goleada. Aunque
vos seas el capitán del equipo. Esta la ganamos con la historia de la camiseta.
Se va a tener que meter el preámbulo en el culo el malnacido radical ese.
LORENZO:
Tenemos que ser claros en el reparto. Para no comernos los ojos entre
compañeros. Porque si ocurre eso, como decía el General, nos devoran los de
afuera.
JUAN
DOMINGO: No aprendieron nada en estos años.
HERMINIO:
Vos aprendiste a traicionar, se ve.
JUAN
DOMINGO: Este domingo vamos a perder. Es necesario que pase así. ¡Ahora
Alfonsín! Después, se verá.
III
LIBERTÁ:
¿Qué decís? ¡Despertate, che! ¿Estás mejor?
JUAN
DOMINGO: ¡Qué lindo nombre tenés! ¡Libertá!
LIBERTÁ:
¿Cómo sabés vos?
JUAN
DOMINGO: No sé, solo lo sé. ¿Te lo pusieron por la actriz?
LIBERTÁ:
No, por la Fragata. No es una historia muy linda.
JUAN
DOMINGO: Contá. Quiero saber.
LIBERTÁ:
Mi vieja atendió a un marinero de la Fragata Libertad. Se vieron varias veces. Ella
se terminó enamorando. Él lo único que quería es que mi vieja lo atendiera
gratis. Un vivo bárbaro. Ella quedó embarazada de mí para retenerlo en tierra
firme. Pero el marinero se subió a la Fragata. No lo vio más. Yo nunca. ¿Vos
cómo te llamás?
JUAN
DOMINGO: Juan Domingo. Por Perón. Mi viejo estuvo en la plaza el 17 de octubre
del 45. Yo nací al otro día.
LIBERTÁ:
Lo que se dice un peronista de la primera hora.
JUAN
DOMINGO: Ayer dejé de serlo. A propósito, ¿qué hora es?
LIBERTÁ:
Las 9 de la matina. Ahora tengo tiempo, contame qué hiciste. Te encontré tirado
en el pasillo, todo vomitado, llorando dormido. ¿Mataste a alguien? Te traje
para mi cuarto, te escondí como pude debajo de la cama. Después que atendí
algunos clientes para salvar la noche, me dediqué por entero a cuidar de vos.
JUAN
DOMINGO: Traeme el diario.
LIBERTÁ:
¡Pará! ¿Qué te crees que soy, tu sirvienta? Además acá no se lee el diario.
JUAN
DOMINGO: Tengo que conseguir uno. Todos. ¿Dónde hay un kiosco?
LIBERTÁ:
Saliendo, a la derecha, en la esquina.
JUAN
DOMINGO: Ahora vengo y te cuento. ¿Mi billetera? ¿Dónde está? ¿Me la sacaste?
LIBERTÁ:
¿Qué acusás? ¡Seré muchas cosas, pero ladrona no!
JUAN
DOMINGO: ¡El documento! ¡La puta madre que los parió! No voy a poder votar
mañana.
LIBERTÁ:
Ya somos dos. No nos perdemos nada.
JUAN
DOMINGO: Va a estar parejo. Un voto es decisivo. ¡Me quiero matar! Tanto
esfuerzo para después no poder ir a votar. ¡Si se define por un voto, me mato!
LIBERTÁ:
Ganan los peronistas, por paliza.
JUAN
DOMINGO: No puede pasar eso. Prestame algo de guita.
LIBERTÁ:
¡¿Qué?!
JUAN
DOMINGO: Para comprar los diarios.
LIBERTÁ: Decile al diariero que vas de mi
parte. Que le cobro con tus diarios lo que me debe de la otra noche.
JUAN
DOMINGO: Gracias. ¿Puedo hacer un llamadito a casa?
LIBERTÁ:
¿Vos viste un teléfono?
JUAN
DOMINGO: Voy al kiosco y vuelvo.
LIBERTÁ:
Esperá. (Pausa.) Quería decirte que yo
también voy a votar a Alfonsín.
Juan Domingo sonríe.
Le acaricia una mejilla. Se besan. Juan Domingo sale.
LIBERTÁ:
Nunca me besaron así. ¿Volvés?
JUAN
DOMINGO: Por supuesto.
LIBERTÁ:
No me hagás la del marinero. Te voy a estar esperando en la puerta. Así no
avivamos a los giles del fondo.
JUAN
DOMINGO (se ríe): Me dijo a la
derecha, en la esquina. Sí, allá está. Voy a esperar un poco porque hay una
mujer con dos chicos. No me animo a explicarle al diariero que/
NIÑA:
¡Papá! ¡Es papi!
JUAN
DOMINGO: Hija, hijito. ¡Hola! ¿Qué hacen acá, Negri?
ESPOSA:
¿Qué hacés vos acá? Te esperé toda la noche. De repente, me llama el señor, muy
gentil, por cierto, y me avisa que encontró tu billetera, el documento. Pensé
lo peor. Que te habían agarrado otra vez.
DIARERO:
Los chorros suelen tirar lo que descartan en el techo del kiosco. Todos los
días a las cinco de la mañana me subo y seguro que algo te encuentro.
JUAN
DOMINGO: ¡Gracias! ¡Qué alivio, voy a poder votar!
ESPOSA:
Lo único que le importa es esa votación.
JUAN
DOMINGO: Sentime, ¿por qué viniste con los chicos?
ESPOSA:
¡¿Con quién mierda querés que los deje, Juan?! ¡Estoy sola! ¡Sola!
Llanto de bebé.
JUAN
DOMINGO: Bueno, no quiero pelearme delante de los chicos y del señor.
ESPOSA:
No me vas a callar tan fácilmente.
JUAN
DOMINGO: Mirá cómo se pone el bebé. Hablemos en casa, por favor.
ESPOSA:
¡¿Dónde te metiste?! ¡¿Qué te pasó?! Tenés olor a alcohol. ¡Te vomitaste, Juan!
NIÑA:
¡Uh, que asco, papi!
JUAN
DOMINGO: Me robaron. También me pegaron. Pero ya estoy bien. Creo que hice
historia, Negri. Se deja de escuchar
llanto de bebé. Vamos a estar mejor. Todos vamos a estar mucho mejor.
ESPOSA:
Volvamos a casa. Necesitás dormir.
JUAN
DOMINGO: No, esperá, por ahí no, mejor tomemos por acá.
ESPOSA:
Pero es más largo por ahí, Juan.
JUAN
DOMINGO: No importa. Quiero caminar.
IV

JUAN
DOMINGO: Volví.
LIBERTÁ:
Te tomaste tu tiempo.
JUAN
DOMINGO: Tuve miedo. Todavía lo tengo. Y mucha culpa. Pero se terminó. Me voy a
divorciar. Ya lo decidí. Solo falta la ley.
LIBERTÁ:
Y la trampa.
JUAN
DOMINGO: ¿Por qué decís eso?
LIBERTÁ:
Por experiencia.
JUAN
DOMINGO: Te vine a buscar. Eso es lo que vale.
LIBERTÁ:
Ah, yo pensé que habías ido al Obelisco a festejar que ganamos el Mundial y de
repente se te ocurrió pasar por acá para burlarte de mí.
JUAN
DOMINGO: Vengo de ahí, como todos, no lo voy a negar. Pero es mi coartada para poder
venir a verte.
LIBERTÁ:
¿Yo soy tu crimen?
JUAN
DOMINGO: Y mi mujer el castigo.
LIBERTÁ:
Esta noche tenemos mucha gente que atender. Hablemos mañana.
JUAN
DOMINGO: No, es necesario hacerlo ahora. Quiero ser tu último cliente.
LIBERTÁ:
¿Otra vez con eso?
JUAN
DOMINGO: Me estoy armando un ranchito en Chascomús. Ojo, nadie sabe de esto. A
mi mujer le digo que me voy a pescar a la laguna. Y es verdad, voy. Pero
también a levantar paredes, el techo, las ventanas, las puertas. Con mis
propias manos.
LIBERTÁ:
Otra coartada. ¿Por qué en Chascomús?
JUAN
DOMINGO: Por el presidente. “Si él salió de ahí”, pensé, “debe de ser un buen lugar
para vivir”. Y lo es.
LIBERTÁ:
No lo conozco. Una prima lejana vivió allá unos años y se aburría de lo lindo.
JUAN
DOMINGO: Te llevo ahora mismo. Probemos.
LIBERTÁ:
¿Y de qué voy a trabajar?
JUAN
DOMINGO: De esto, ya no.
LIBERTÁ:
Siento que es lo único que sé hacer.
JUAN
DOMINGO: Yo era una heladera, una Siam de esas grandotas, casi de frigorífico,
pero pude cambiar mi vida. Mirá si vos no vas a poder largar todo esto que te
hace tan mal.
LIBERTÁ:
Se me metió en la piel.
JUAN
DOMINGO: El otro día mi nena me enganchó justo escribiendo en un cuadernito tu
nombre. Y me dice, “papá, te falta la D al final. La que parece un arquito”.
Primero pensé “¡qué bruto soy!”. Pero después pensé que tu nombre es una
palabra que impulsa, que lanza, que ayuda a dar en el blanco. Yo necesito eso.
Y vos servís para tirar flechas. Eso pienso.
LIBERTÁ:
¿Qué pelotudez lo que decís? Hay un montón de palabras que terminan con D.
Soledad, por ejemplo. ¿A dónde te impulsa la soledad? Al suicidio.
JUAN
DOMINGO: Por eso, vamos.
LIBERTÁ:
¿Y tu nena?
JUAN
DOMINGO: Tengo una de siete y otro de cuatro. Ya están criados.
LIBERTÁ:
¿Los vas a dejar?
JUAN
DOMINGO: Es Chascomús, no el Congo Belga. No les va a faltar nada. Soy un buen
padre. Te van a querer.
LIBERTÁ:
Los míos ya están grandes. Ni me llaman. Me gusta escucharte. Me pasa lo mismo
con Alfonsín. Por eso lo voté. Aunque después no cumpla con sus promesas.
JUAN
DOMINGO: Pero el tipo viene cumpliendo.
LIBERTÁ:
¿Qué era lo que habías hecho la noche que nos conocimos? No llegaste a
contarme.
JUAN
DOMINGO: Digamos que traicioné mi pasado para ganarme un futuro con vos. Yo sentía
que había hecho algo imperdonable. Pero fue por el bien de mis chicos, de mi
mujer, de mis amigos, por mi bien. Con el tiempo me di cuenta que lo que hice no
fue tan terrible. Traicionar solo se traiciona lo que se quiere. Y yo no quería
a esa gente gobernando al país.
LIBERTÁ:
Aunque no lleguemos a ningún lado, y duremos juntos lo que un suspiro, hoy me
quiero ir con vos.
JUAN
DOMINGO (emocionado): Libertá.
LIBERTÁ
(corrigiendo, con ternura): Libertad.
JUAN
DOMINGO (con marcado entusiasmo):
¡Libertad!
Se escucha "Yo soy tu bandera", de Los Abuelos de la Nada. Apagón.