Felipe Pigna III: Daniel Miranda / Martín Seijo
Historiadora 1: Natalia Fernández Acquier
Historiadora 2: Natalia Olabe / Paula Banfi
Clon 1: Guillermo Valdez
Clon 2: Paolo Baseggio
Doctor Honoris Causa: Ernesto Fontes
Sanmartiniano: Leandro Ibarra
Organizado por el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino,
Iberoamericano e Intergaláctico “Guillermo Patricio Kelly” (ex Jorge Dubatti;
ex Fernando Esteche de Quebracho; ex Marcos Aguinis; ex Elisa Carrió; ex
Herminio Iglesias; ex el “pollo” Sobrero; ex Carlos Kunkel; ex Manuel Dorrego).
Plenario final. Felipe Pigna III al centro y, a sus costados, las
Historiadoras 1 y 2, quienes vienen discutiendo de antes.
Felipe Pigna III: Queda, entonces, aclarada la confusión
sobre el aspecto físico de Manuel Belgrano.
Historiadora 1: Manuel José Joaquín
del Corazón de Jesús Belgrano. Hablemos con propiedad, señor presidente. Durante el
desarrollo de este Congreso hemos insistido en la necesidad imperiosa de ser
precisos anque criteriosos en nuestros puntos de vista y expresiones. Sobre
todo porque este Congreso es el primero que hacemos con presencia de público y
con transmisión en vivo por internet 5.0
Historiadora
2 (por lo bajo): No te enganches,
Felipe.
Historiadora
1: Felipe Pigna III.
Historiadora
2: Nos está buscando.
Felipe
Pigna III: Tranquila, no nos va a encontrar. Continúo con la lectura de las
recomendaciones hechas por las distintas comisiones de trabajo. (Lee en una tableta electrónica. Lo que
sigue es acompañado por imágenes en pantalla.) “Se aconseja incluir en el
currículo digital del Plan de Educación a Distancia Obligatorio la siguiente
aclaración: Manuel Belgrano, perdón, Manuel
José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, no debe confundirse físicamente con
Pablo Rago, actor nacional que lo personificó en una recordada película, confusión
que se ha instalado por error en las últimas generaciones de educandos.
Asimismo, se solicita aclarar que Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús
Belgrano no tuvo por su amigo más fiel a Carlos Calvo, más conocido como
“Carlín”, otro actor nacional y popular que nada tiene que ver con el personaje
histórico, que a su vez tampoco fue contemporáneo del creador de la Bandera”.
Historiadora 2: Atentos al
consenso académico arribado sobre este tema en particular, propongo dar definitivamente
por cierta la descripción física que se encuentra en el libro de Bartolomé
Mitre (también lee de una tableta
electrónica): “De
regular estatura, cabello rubio y sedoso, ojos grandes de color azul sombrío,
tez muy blanca y algo sonrojada; y cabeza grande y bien modelada" (esta descripción es acompañada por imágenes
por acumulación de rasgos, que terminan mostrando al Clon 2 tipo identikit).
Historiadora 1: Bartolomé Mitre como historiador no me
infunde respeto alguno. Quienes describieron a Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano/
Felipe Pigna III: ¿Podríamos
abreviar el nombre del susodicho? La verdad que perdemos un tiempo preciosísimo
al tener que decirlo completo.
Historiadora 1: Está bien. Que les parece Manuel J. J.
del Corazón de Jesús Belgrano.
Historiadora 2: En todo caso, mejor Manuel J. J. del
Corazón de J. Belgrano.
Felipe Pigna III: O puede ser Manuel dos jotas, un
corazón y otra jota Belgrano.
Historiadora 2: Te quedó muy largo. Qué tal así: Manuel
tres jotas de corazón Belgrano.
Historiadora 1: ¿Qué es, un prócer o una jugada de póker?
Historiadora 2: Un personaje de Alicia en el país de las maravillas.
Historiadora 1: ¿Qué, cómo?
Felipe Pigna III: Lo sometemos a votación del público.
Historiadora 1: Demagogia pura. Votemos primero si
estamos de acuerdo en que esta gente vote. Desconocemos sus capacidades
intelectuales para abordar asuntos tan delicados.
Historiadora 2: Yo estoy de acuerdo en que lo hagan.
Felipe Pigna III: Listo, somos dos contra una. (A
público.) Como no funciona el sistema electrónico de votación, vamos a
pedirles, a la vieja usanza, que levanten la mano/
Historiadora 1: ¿Qué mano van a levantar? Tendríamos que
ponernos de acuerdo también en eso. (Mostrando
las manos.) No es lo mismo ésta que ésta. Cada mano tiene una carga
simbólica distinta.
Historiadora 2: Eso de izquierda y derecha es del siglo
pasado, querida. Acá lo concreto es que vas a perder la votación en manos del
Pueblo.
Historiadora 1: ¿Pueblo? ¡Y yo soy la que utiliza
categorías caducas! ¡Ridícula!
Historiadora 2: ¡Miserable! Todos saben que ganaste el
premio nacional de Historia porque te acostaste con el presidente del jurado.
Historiadora 1: No tenés pruebas contra mí. En cambio de
vos, se ve cada cosa en Súper You Tube (enciende
con el índice la pantalla, en donde se ven imágenes comprometedoras).
Historiadora 2: Vos sabés muy bien que esas imágenes
están trucadas porque vos las mandaste a trucar (apaga con el índice la pantalla).
Historiadora 1 (volviendo
a encender la pantalla con el índice): A ver, fijémonos bien, que vote el
público, en todo caso.
Historiadora 2 (cambiando
la imagen con el índice): No, mejor que se enteren de las perversiones que vivís
en tu second life. ¡Degenerada!
Cambian con el dedo
la pantalla varias veces.
Felipe Pigna III: Chicas, chicas, van a terminar
rompiendo la pantalla. Como presidente del Instituto, les pido que regrese cada
una a su lugar y prosigamos con nuestra ardua labor revisionista.
Ambas le hacen caso.
Felipe Pigna III (a
público): Levanten la mano que prefieran, pero una sola, no se hagan los
vivos, ¿estamos? (Aparecen en pantalla
las opciones.) Opción A: Manuel J. J. del Corazón de Jesús Belgrano.
¿Quiénes están de acuerdo con llamarlo así de aquí hasta el final del Congreso?
El público vota.
Felipe Pigna III cuenta.
Felipe Pigna III: Ahora vamos con la opción B: Manuel
tres jotas de corazón Belgrano. Se pone a consideración.
El público vota.
Felipe Pigna III cuenta.
Felipe Pigna III: Bien, ganó la opción B.
¿Quién tenía la palabra?
Historiadora 2: Ella.
Historiadora 1: Estaba explicando que Manuel tres jotas
de corazón Belgrano… ¿Así quedó?
Felipe Pigna III: Sí.
Historiadora 1: En fin. Fue descripto por fuentes
confiables, a la edad de dieciocho años, con ojos castaños y pelo rojo (señala con el índice la pantalla, en donde
aparece una imagen del Clon 1 tipo dibujo identikit).
Historiadora 2: Se habrá teñido para una fiesta.
Felipe Pigna III (medio
a público): Lo que sabemos a ciencia cierta es que no usaba bigote, algo
habitual en la época, y tenía escasa barba, nariz fina/
Historiadora 2: Ligeramente aguileña.
Felipe Pigna III: Que era elegante, aseado y de porte
esmerado.
Historiadora 2: Pero contextura sumamente delicada. Como
su voz, muy finita.
Historiadora 1: ¡Eso es una falacia!
Historiadora 2: Está la grabación como prueba.
Historiadora 1: El sistema de recuperación de voces del
pasado no es un instrumento que se destaque por brindar exactitud en sus
registros. Es imposible concluir que esa voz pertenece a Manuel tres jotas de
corazón Belgrano. ¿Cuánta gente parlante pasa por un mismo lugar, todo el
tiempo, todos los tiempos? Ese sistema no discrimina, solo acumula voces.
Historiadora 2: Por enésima vez, la cinta Gonzalito.
Se escucha el audio
de una voz muy finita.
Historiadora 1: Yo cuento con elementos suficientes para afirmar
que esa es la voz de Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, (índice a pantalla, aparece imagen de Carlos Monzón) un boxeador
muy popular en su momento, a pesar de no haber sido nunca campeón del mundo.
Historiadora 2: Un boxeador jamás se expresaría en esos
términos, con ese lenguaje, simplemente porque no le da la cabeza.
Historiadora 1: ¡Prejuiciosa!
Historiadora 2: Para mí no hay dudas de que ésa es la voz
de Manuel tres jotas de corazón Belgrano. El software analizó ese discurso y lo
cruzó con la base de datos en cinco ocasiones, dando siempre un margen de error
ínfimo.
Historiadora 1 (a Felipe
Pigna III): El predio en donde se tomó ese registro coincide con el lugar
físico que albergó durante décadas al Luna Park (traslada manualmente imagen de su tableta electrónica a la pantalla,
pero el pase no sale; vuelve a intentarlo, fallando nuevamente; se frota los
dedos)… Perdón, me comí en la esquina una hamburguesa con fritas y tengo
los dedos grasientos. (Vuelve a intentar
el pase, aparece imagen del Ital Park.) Ahí está, (deja de mirar pantalla) el Luna Park, que supo ser el antro
boxístico por excelencia de esta ciudad, muy frecuentado por Oscar Natalio “Ringo”
Bonavena.
Felipe Pigna III: En la época de Manuel tres jotas de
corazón Belgrano, ¿qué había en ese sitio?
Historiadora 2: Un prostíbulo.
Historiadora 1: No es verdad.
Historiadora 2: Lo cual, por un lado, vendría a sepultar
para siempre aquella vieja teoría que afirma que Manuel tres jotas de corazón
Belgrano era gay.
Historiadora 1: Y si lo hubiera sido qué. Yo tengo muchos
amigos/
Historiadora 2: Pero, por el otro, recontraconfirmaría
esa otra presunción acerca de la vida licenciosa de nuestro prócer, que, como
bien saben, dejó a más de una doncella con la cocina llena de humo y no se hizo
cargo de la manutención de su descendencia.
Historiadora 1: Nunca tuvo dónde caerse muerto, por
sacrificarlo todo por la Patria, pero siempre veló por el cuidado de sus hijos.
Les dio su apellido.
Felipe Pigna III: Está documentado que Pedro Rosas y
Belgrano se enteró recién a los veinte años de que su verdadero padre era
Manuel tres jotas de corazón Belgrano, quien pidió ocultar esta filiación a
Juan Manuel de Rosas y a Encarnación Ezcurra, los padres adoptivos de Pedrito,
hasta que éste cumpliera la mayoría de edad.
Historiadora 2: Conclusión: tus argumentos son pobres de
espíritu, inconvenientes para ejercer una exaltada defensa y tan pero tan improbables
como que un auténtico héroe de la Patria haya tenido semejante vocecita propia
de un canario moribundo.
Historiadora 1: ¿Estás poniendo en duda la heroicidad de
Manuel tres jotas de corazón Belgrano? Quiero que lo digas delante del público
con todas las letras.
Historiadora 2 (a
público): Por si no quedó claro, agrego: la mayoría de sus méritos no fueron
propios sino productos del azar. Por ejemplo, la batalla de Tucumán, una de las
más importantes del proceso independentista, se ganó porque justo se levantó
una tormenta de tierra y el cielo se oscureció con una manga de langostas,
obligando a cada unidad a valerse por sí misma en la defensa de sus posiciones.
Manuel tres jotas de corazón Belgrano se enteró recién a la noche que su
ejército había vencido.
Felipe Pigna III: Es llamativo que dentro de sus grandes
éxitos, que no son muchos, convengamos, figure el Éxodo Jujeño, que no es otra
cosa que una huída frente al avance de las tropas realistas.
Historiadora 2: Lo tuvieron que atajar en San Miguel de
Tucumán porque sino seguía viaje hasta Tierra del Fuego.
Historiadora 1: No fue así. La retirada formó parte de
una estrategia, como lo fue la de los rusos con los nazis en la Segunda Guerra
Mundial.
Historiadora 2: O la de la hinchada de Sacachispas con la
de Quilmes después de cada superclásico.
Historiadora 1: Toda tu argumentación es una estúpida
mentira. Pero viniendo de una estúpida como vos, qué otra cosa se puede
esperar.
Historiadora 2: ¡Tomá!
Historiadora
2 vuelve a poner con el índice el video de la Super You Tube. La Historiadora 1
pone el video de la Second Life. Así varias veces. Felipe Pigna III apaga la
pantalla con su índice.
Felipe Pigna III: No voy a permitir que sigan con este
enfrentamiento estéril. Tengo entradas para el teatro, me costó muchísimo
conseguirlas y no quiero llegar tarde a la función.
Historiadora 2: Ay, ¿qué vas a ver?
Felipe Pigna III: El nuevo trabajo de la Compañía de
Funciones Patrióticas en el MALBA.
Historiadora 1: ¡Buenísimo!
Historiadora 2: Ah, mirá, pensé que ya se habían
separado.
Felipe Pigna III: No, no, siguen como siempre.
Historiadora 2: Sí, a veces se repiten un poco.
Historiadora 1: No confundas repetición con estilo, ¿querés?
Historiadora 2: Yo confundo todo lo que quiero, vos no me
vas a venir a decir a mí/
Felipe Pigna III: ¡Paren, no empiecen de nuevo!
Ambas le hacen caso.
Historiadora 1: Pido la palabra, señor presidente.
Felipe Pigna III: La tiene.
Historiadora 1: Quiero denunciar una conspiración.
Historiadora 2: Tené cuidado con lo que vas a decir,
chiquita.
Historiadora 1: El gobierno ha influido en el sentir y en
el pensar (mientras hace gestos de que
les pagaron) de algunos integrantes de este Instituto para que inicien una
campaña de desacreditación de la figura a todas luces intachable de Manuel tres
jotas de corazón Belgrano, por considerar a este personaje un loser, perfil que no se condice con la
imagen triunfalista y picaresca que se pretende transmitir desde las altas
esferas del poder como valor intrínseco argentino, pero también por no poder
seguir su ejemplo de rectitud y honradez. He dicho.
Historiadora 2: ¡Te fuiste a los caños!
Felipe Pigna III: Su acusación es gravísima y no estoy
para nada de acuerdo en que la haya ventilado delante del público. Espero que
tenga pruebas.
Historiadora 1: Yo no pedí la presencia de público, lo
saben. Y sí, por supuesto, todo acusado tiene derecho a conocer las pruebas que
se levantan en su contra, señor presidente. Las tendrá, una por una, igual que
ella.
Felipe Pigna III: Perdón, entonces, ¿yo también caigo en
la volteada?
Historiadora 1: Es lo que acabo de decir.
Historiadora 2: ¡Sos una perra inmunda!
Historiadora 1: ¡Y vos un gato viejo!
Felipe Pigna III: Como presidente del Instituto, no me
queda más remedio que tomar la difícil decisión de expulsarte del Congreso.
Historiadora 2: ¡Llamá a seguridad, así le
enderezan un poquito las ideas!
Historiadora 1 (llamando
a alguien a través de un dispositivo que tiene en la muñeca): ¡Ahora!
De
repente, se abre una puerta y aparece el clon de Manuel 3 J ♥ Belgrano. Ojos
castaños, pelirrojo. La entrada es propia de ciencia ficción.
Historiadora 1: Les presento al clon de
Manuel tres jotas de corazón Belgrano.
Clon 1 (voz grave,
medio ido): A quien procede con honradez, nada debe alterarle. (Pausa.) He hecho cuanto he podido y
jamás he faltado a mi palabra. (Pausa.) Bien
puede pesarles a todos los demonios, pero en mí no tendrán jamás cabida. El
camino seguro de la libertad (pausa) es
la lucha por la libertad social. El miedo sólo sirve para perderlo todo. En mis
principios no entra causar males sino cortarlos. (Pausa.) Fundar escuelas es
sembrar en las almas/
Historiadora 1: Está
bien, podés descansar un poco. La batalla recién comienza.
Historiadora 2 (burlándose): Parece una de esas muñecas
antiguas a las que les apretás la panza y dicen “mamá” o “caca”.
Historiadora 1: No te
voy a permitir que hables así de mi hijo. Está un poco boleado. Es su primera
salida.
Felipe Pigna III:
¿Vos prestaste tu vientre para engendrar esto?
Historiadora 1: Lo
hice por amor a la ciencia, para desterrar todos los mitos sobre él (señala al clon). Bueno, sobre él no,
sobre su original, se entiende. Por ejemplo, el temita de la voz. Como pueden
apreciar, su timbre es grave.
Clon 1: La vida es nada si la
libertad se pierde. (Pausa.) Los
hombres no entran en razón mientras no padecen. (Pausa.) Me glorio/
Historiadora 1: Glorío.
Clon 1: …de no haber engañado jamás a ningún hombre.
Historiadora 2: Para
mí, es un actor. Un actor caracterizado que no llegó a aprenderse bien la
letra.
Historiadora 1: ¿No
me viste embarazada el año pasado?
Historiadora
2: Yo pensé que habías engordado.
Felipe Pigna III: ¿De
dónde sacaste el ADN de Manuel
tres jotas de corazón Belgrano?
Historiadora 1: ¿Recuerdan aquel escándalo ocurrido con
motivo de la exhumación de sus restos para trasladarlos al mausoleo donde
todavía hoy descansan?
Felipe Pigna III: ¿Vos te referís al robo de dientes por
parte de dos ministros del presidente Julio Argentino Roca?
Historiadora 1: Sí, exacto. Una pieza dental se la llevó
Joaquín Víctor González, más conocido como Joaquín V. González, para
mostrársela a sus amigotes, y la otra se la llevó otro ministro/
Historiadora 2: Pablo Riccheri, para ofrendársela a su
líder político, Bartolomé Mitre.
Felipe Pigna III: Pero un diario, La Razón o Clarín, no
recuerdo cuál…
Historiadora 2: Página 12.
Felipe Pigna III: Puede ser. Denunció el despojo y se
armó flor de lío. Hasta que un fraile franciscano escribió a ese diario avisando
que los dientes ya habían sido oportunamente devueltos.
Historiadora 1: La coartada perfecta. ¿Quién iba a poner
en duda la palabra de un religioso a principios del siglo XX? Menos tratándose
de un franciscano, que siempre fue como el “perro lassie” de la ya extinta Iglesia
Católica.
Historiadora 2: ¿Perro lassie?
Historiadora 1: Al menos uno de los dientes, jamás volvió
a estar bajo la custodia de los frailes. Yo lo hallé de casualidad, mientras
revisaba por otro asunto el archivo personal de Joaquín Víctor González. Estaba
guardado en un sobrecito de papel madera que tenía escrito en su dorso “Muela
de Belgrano”.
Historiadora 2 (se
ríe sola): Manuela.
Felipe Pigna III: No entendí el chiste.
Historiadora 2: Yo tampoco.
Clon 1: Mucho me falta para ser un verdadero padre de la
patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella. (Pausa.) Parece que la injusticia tiene en nosotros más…
Pausa prolongada.
Historiadora 1: Abrigo.
Clon 1: Gracias, madre.
Más abrigo que
la justicia. Pero yo me río, y sigo mi camino. Quiero volar, pero mis alas son
chicas para tanto peso.
Historiadora 1: Por medio de un complejo cóctel de
drogas, se provocó la maduración física e intelectual del clon. Es decir, es
idéntico al original, piensa, siente, reacciona, se comporta como Manuel tres
jotas de corazón Belgrano a sus cuarenta y cinco años. Es el objeto de estudio ideal.
Historiadora 2: ¡Está refuerte!
Historiadora 1: Ni sueñes acercártele. Se mira y no se
toca. No soportaría tenerte de nuera.
Historiadora 2: Y yo a vos de suegra.
Felipe Pigna III: ¿Quién financió y autorizó semejante
aberración ética?
Aparece
en pantalla Doctor Honoris Causa, hablando desde Las Toninas, la playa más top
de Argentina.
Honoris Causa: Yo, señor presidente.
Todos (salvo el
clon que sigue en la suya): ¡Doctor Honoris Causa!
Honoris Causa: A pedido de ella (señala en dirección a Historiadora 1), y porque ya es tiempo de
que nuestra disciplina se vuelva más dura, en términos metodológicos, por
supuesto, avalé, como presidente del Instituto Nacional Belgraniano que fui, y
tesorero del Instituto Guillermo Patricio Kelly que soy, la reasignación de una
partida presupuestaria para financiar este experimento. Por eso, en el último
tiempo faltaron fondos para digitalizar documentos o para arreglar el sistema
electrónico de votación. Pero entendí en su momento, y sigo entendiendo ahora que
es absolutamente justificado este desvío de fondos porque observo con honda
preocupación que se está orquestando con éxito una campaña de desprestigio
sobre Manuel tres jotas de corazón Belgrano, por las
razones ya expuestas por mi discípula (señala
a Historiadora 1)…
Historiadora 2 (por lo bajo): Y amante.
Honoris Causa: …y además, para dejar solito
en lo más alto de nuestro Olimpo histórico nacional, al General Don José Francisco
de San Martín, relegando al antedicho, o sea, a Manuel tres jotas de corazón
Belgrano, a la vil condición de figura cuestionada por una academia tendenciosa
y por un sentido común ignorante de nombres, fechas y procesos históricos.
Clon 1: Un pueblo culto
nunca puede ser esclavizado.
Felipe Pigna III: No entendí ni jota.
Honoris Causa: Sí, sí, hágase el boludo.
Felipe Pigna III: ¿Perdón?
Honoris Causa: Usted no es más que un divulgador de
pacotilla, un escritor de ebook-sellers. Nunca entendí cómo llegó a ser nuestro
presidente.
Felipe Pigna III: Me extraña que una eminencia científica
se rebaje al campo infecundo de la ofensa.
Historiadora 1: La verdad no ofende.
Historiadora 2: Si se trata de verdades, lo concreto es
que la labor de “Felipi” como divulgador de la Historia resulta fundamental
para que nuestros institutos tengan sentido y presupuesto en esta desmemoriada y
poco cuerda sociedad que a veces en balde nos toca ilustrar. Prueba de ello es
la presencia desbordante de este público. (A
Historiadora 1.) ¿O te creés que vinieron por vos, nena?
Historiadora 1: Mi tío sí, está sentado por allá (señala algún sector de la platea).
Honoris Causa: Yo me pregunto, ¿de qué le sirve a la gente
saber si tal o cual político usaba o no carteras o zapatos carísimos?
Felipe Pigna III: Son detalles que ayudan a humanizar a un
prócer para que el pueblo lo pueda venerar genuinamente.
Honoris Causa (mientras
se empiezan a escuchar palmas): Lo único genuino es que, descontando a los
que estén ahí sentados simplemente por las bondades del aire acondicionado (el ruido de las palmas crece en intensidad),
la mayoría debe haber concurrido, imagino, porque necesita reconstruir el
pasado de su Patria… (Aparece al fondo de
la imagen un grupo de gente aplaudiendo y una niña en andas.) Esperen, acá
se acaba de perder una niña (mira para
atrás).
Acompañante (también
mirando para atrás): ¡Pobrecita, no debe tener instalado el GPS subcutáneo!
Aplaudamos mejor.
Honoris
Causa y Acompañante se suman a los aplausos y siguen con la mirada la salida
del grupo por izquierda de la pantalla. Historiadora 1 también aplaude. Felipe
Pigna III e Historiadora 2 la miran con extrañeza. El grupo se va. Honoris
Causa y Acompañante vuelven a mirar a cámara.
Honoris Causa: Bien. Ojalá se reencuentre con sus papis.
Como decía, la mayoría de los presentes necesita reconstruir el pasado de su
Patria, hecho añicos por la infinidad de relatos disparatados que, con el aval de
gobiernos de distinto signo ideológico, se fueron inventando desde la creación
de nuestro Instituto, que empezó adoptando el nombre de ese gran caudillo que
fue Manuel Dorrego, para luego pasar a llamarse (con indignación) Carlos Kunkel, Elisa Carrió, Marcos Aguinis.
Historiadora 1 (comparte
indignación): El “Pollo” Sobrero, Fernando Esteche, el de Quebracho,
Herminio Iglesias.
Historiadora 2: Jorge Dubatti también.
Honoris Causa: El año pasado, la cosa ya se había puesto
demasiado feíta cuando se decretó que la nueva cara del Instituto fuera Guillermo
Patricio Kelly. Y ahora la fealdad viró en algo horripilante al elegir como
víctima de este revisionismo rantifuso
y antiacadémico que ustedes practican (señala
a Felipe Pigna III y a Historiadora 2), nada más y nada menos, que a Manuel
tres jotas de corazón Belgrano. (Hablando
con alguien que está fuera de cámara.) Pasame el protector solar que me
estoy asando acá. (Acompañante le pasa el
bronceador ultrasónico.)
Felipe Pigna III: Me seduce el amor popular antes que el
prestigio académico, no tengo empacho en reconocerlo. Yo trabajo por, ante,
bajo, desde y para el pueblo. Que se den por notificados todos: no soy el
historiador de las corporaciones sino de los 70 millones de argentinos.
Historiadora 2: ¡Lo mismo digo!
Clon 1: Nada hay más
despreciable para el hombre de bien, para el verdadero patriota que goza de la
confianza de sus conciudadanos que las... las… las… las…
Felipe Pigna III:
Parece un poco lelo el clon, ¿no?
Historiadora 1: Disculpen
su comportamiento, hace poco le activamos el gen de la memoria y le va a costar
un tiempo, dos o tres semanas, procesar un cúmulo tan inmenso de informaciones
y sentimientos. Ahora está lidiando con las frases célebres. Pero una vez que lo
asimile todo, insisto, tendremos a nuestra disposición un objeto de estudio
inmejorable. El Manuel tres jotas de corazón Belgrano de ayer, acá, entre nosotros.
Clon 1: Las…
Felipe Pigna III: No
podemos esperar a que se le acomoden las fichas. El Congreso termina hoy. Las
autoridades, a cambio de más fondos, nos piden conclusiones.
Clon 1: Las…
Honoris Causa: Sí, las
suyas o las de ella (por Historiadora 2).
Porque las mías o las de mi discípula…
Historiadora 2 (por lo bajo): Y amante.
Honoris Causa: …no
sirven a sus intereses espurios.
Clon 1: Las…
Felipe Pigna III: A
ustedes, más que conclusiones se les va a pedir explicaciones por haber
desviado fondos del Instituto sin mi aprobación.
Clon 1: … riquezas.
Historiadora 1: Lo hicimos
por una causa noble. Basta de ver a las ciencias sociales como disciplinas que
se arreglan con una pizarrita electrónica. No puede ser que el único avance tecnológico
en décadas haya sido el inútil y confuso sistema de registro de voces del
pasado. Tenemos que evolucionar. Animarnos a tomar más riesgos al momento de elegir
nuestros métodos de investigación. Y que nos financien estas temeridades, es
una obligación del gobierno que esté de turno. Necesitamos más presupuesto.
Clon 1: Se deben poner escuelas gratuitas para las niñas,
donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar.
Felipe Pigna III: Y abrir la puerta para ir a jugar.
Se ríen Historiadora
2 y Felipe Pigna III.
Clon 1: Hay que inspirarles amor al trabajo, para
separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los
hombres.
Historiadora 2: ¡Sexista!
Honoris Causa: Por el bien de nuestra historia, les pido
que esperemos dos o tres semanas para poder estudiar en profundidad al clon, y
luego sí, demos a conocer nuestras conclusiones sobre el verdadero papel que tuvo
Manuel tres jotas de corazón Belgrano en
la construcción de la Nación.
Clon 1: Trabajé siempre para mi patria poniendo voluntad,
no incertidumbre; método, no desorden; disciplina, no caos; constancia, no
improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia.
Historiadora 2 (al
Clon 1): Ok, ok, se entendieron los contrastes. (A todos.) No hace falta esperar. Podemos resolver hoy mismo este
entuerto.
Historiadora 1: Él no está listo aún.
Historiadora 2: Pero mi nieto sí. Vení, Manuel.
De la
platea surge el Clon 2, con bigote y barba postizas, las cuales se quita al llegar
al escenario. Su aspecto coincide con la descripción física dada por Bartolomé
Mitre: “De regular estatura,
cabello rubio y sedoso, ojos grandes de color azul sombrío, tez muy blanca y algo
sonrojada; y cabeza grande y bien modelada".
Historiadora 1: ¡Copiones!
Historiadora 2: Al igual que las tropas realistas se
enteraron de los planes de Manuel tres
jotas de corazón Belgrano
por un descuido de éste que posibilitó el robo de su correspondencia, y así adelantarse
al envío de refuerzos desde Buenos Aires, forzando la batalla de Ayohuma, que
junto con Vilcapugio, fueron dos tremendas palizas para nuestro Ejército del
Norte, diezmado y sin un militar de carrera al frente, atrás o aunque fuera al
costado de la tropa/
Clon 1: No es lo mismo vestir el uniforme militar, que
serlo.
Felipe Pigna III: A confesión de parte…
Historiadora 1: ¡Callate, hijo! (A Historiadora 2.) Muy linda la historia que contás, pero no
alcanza para justificar que violaste repetidamente la confidencialidad de mi e-mail.
Historiadora 2 (burlándose):
Lo hice por una causa noble. Al enterarme de tu plan, di por hecho que el otro
diente tampoco había sido devuelto y me puse a buscarlo infructuosamente. A
través del Instituto Sanmartiniano, cursé un pedido al Instituto Alberdiniano,
que a su vez, elevó una nota al Instituto Sarmientiniano, la cual no fue
respondida porque entre estos institutos hay un poco de pica, saben, entonces,
la nota fue reenviada al Rocaniano, que finalmente sí le hizo llegar un requerimiento
con carácter de urgencia al Instituto Mitriano, que enseguida abrió sus puertas
a mi pesquisa, permitiéndome revisar todas las pertenencias de Bartolomé Mitre
que atesora esta prestigiosa institución en su sede de la calle Gobernador Del
Sel. Y así pude hallar el segundo diente, un maxilar derecho bastante careado,
e iniciar, sin prisa pero sin pausa, la patriótica clonación con ayuda de mi
hija (señala a algún punto de la platea).
Hoy, con orgullo en los pechos, puedo decir que este clon (por el Clon 2) ya está en condiciones de hablar por Manuel tres jotas de corazón Belgrano. Pueden hacerle las preguntas que quieran.
Honoris Causa: Más que una pregunta, yo quiero hacer una
observación. Aunque ambos experimentos comparten un mismo origen genético, los
resultados alcanzados son bien distintos. ¿No les parece extraño, por no decir
sospechoso?
La pantalla se divide en dos, dando espacio al presidente del Instituto Sanmartiniano, quien, al igual que Honoris Causa, también se encuentra de veraneo, pero no en Las Toninas sino en San Clemente del Tuyú, más específicamente en Mundo Mutante. Tiene puesta una gorra de promoción de este lugar de esparcimiento, a sus espaldas se desarrolla un espectáculo de monstruos marinos que tendrá un saldo luctuoso.
Sanmartiniano: Buenas tardes. Disculpen esta aparición algo
intempestiva y fuera de programa.
Felipe Pigna III: No se disculpe. Es un honor contar con
su presencia. Pero le pido que sea breve en sus alocuciones porque me tengo que
ir al teatro.
Sanmartiniano: Sí, claro. A pesar de encontrarme de
vacaciones en San Clemente, estoy siguiendo con mucha atención las incidencias
del Congreso vía internet y al escuchar que el Doctor Honoris Causa pone en
duda la cientificidad de nuestro clon, no me queda otra alternativa, como
presidente del Instituto Sanmartiniano, institución que mucho tuvo que ver con
la realización de tamaño experimento, que tomar intervención en esta reyerta en
torno a la figura de... ¿cómo es?
Felipe Pigna III: Manuel tres jotas de corazón Belgrano.
Sanmartiniano: Sí, eso, Manuel tres jotas de corazón Belgrano. Bah, tanto nombre para un simple segundón
del General Don José Francisco de San Martín.
Honoris Causa: ¡Sinvergüenza!
Sanmartiniano: Si el Libertador no lo hubiese protegido, Manuel tres jotas de corazón Belgrano iba a juicio, y derechito a la
cárcel o al paredón, por su desempeño errático al frente del Ejército del
Norte.
Historiadora 2: Por su culpa, Bolivia, una de
las actuales potencias mundiales gracias a su inagotable producción de coca, no
forma parte del territorio argentino.
Honoris Causa: Dejen de hacer falsas
acusaciones. Ambos próceres son importantes en igual medida, uno como ejemplo
en la victoria, y otro, por qué no, aleccionando desde la derrota.
Historiadora 1: Cito a Bartolomé Mitre, uno
de sus autores preferidos, mas no el mío (leyendo
de su tableta electrónica): “(Manuel tres jotas de corazón) Belgrano es
uno de aquellos personajes históricos que ganan con ser vistos y oídos de
cerca, porque hasta sus mismos errores y debilidades, asimilándolos más a la
naturaleza humana, contribuyen a despertar la simpatía”. (A Historiadora 2.) ¡Chupate esa mandarina!
Honoris Causa: Tanto Manuel tres jotas de
corazón Belgrano como el General Don José Francisco de San Martín lo dieron
todo y más por la Patria, cuando ésta aún no era nada, y al final del camino, debieron
soportar una muerte llena de olvido y pobreza.
Sanmartiniano: ¡Miente, usted! El General Don
José Francisco de San Martín murió en Europa y, por lo tanto, en la más alta
consideración, pues en aquella época dicho continente era lo máximo a lo que se
podía aspirar.
Honoris Causa: Me revuelve las entrañas el
manoseo impúdico que en este Congreso se está haciendo de la Historia. Y ahora encima
tenemos que tolerar que nos presenten a ese mamarracho como clon de Manuel tres
jotas de corazón Belgrano. ¿Quién es? ¿Un amigo, un pariente, un actor
colaboracionista?
Felipe Pigna III: Espere, doctor. No se
precipite con sus juicios. Dejemos que este clon nos hable.
Historiadora 1: Eso, que hable. Pero salgamos del terreno
militar.
Historiadora 2: Sí, no les conviene mantenerse ahí porque
pierden como en la guerra.
Historiadora 1: Me gustaría que se explayara sobre sus
ideas en materia económica, por ejemplo.
Felipe Pigna III: Muy bien, se acepta la sugerencia.
Adelante.
Clon 2 (voz finita):
Todas las Naciones cultas se esmeran en que sus materias primeras salgan de sus
estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no solo que les den afuera
nueva forma, sino repatriarlas manufacturadas del Extranjero para después revenderlas
en el mercado interno.
Sanmartiniano: ¡Qué vendepatria!
Historiadora 2: Lo odio, aunque sea mi nieto.
Honoris Causa (muy
sacado): ¡Caraduras!
Felipe Pigna III: Doctor, le pido mesura porque de lo
contrario voy a tener que ordenar que lo saquen del aire.
Honoris Causa: ¡Callate, papanatas!
Historiadora 1: Manuel tres
jotas de corazón Belgrano jamás dijo algo así. Ni Alvaro Carlos Alsogaray o Domingo
Felipe Cavallo llegaron a semejante nivel de pornografía en el pensamiento. E
insisto, es un mito lo de su voz. Que tuviera agudeza en el decir no significa
que su voz fuera aguda.
Clon 1: Si es cierto, como lo aseguran todos los economistas, que la repartición
de las riquezas hace la riqueza real y verdadera de un país, de un Estado
entero, elevándolo al mayor grado de felicidad, mal podrá haberla en nuestras
provincias, cuando existiendo el contrabando y con él el infernal monopolio, se
reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la patria y
la reducen a la miseria.
Honoris Causa: Ahí lo
tienen, actualidad pura. Un auténtico Manuel tres jotas
de corazón Belgrano.
Sanmartiniano: Sí,
por lo ingenuo.
Honoris Causa: Como le haría tragar esa
soberbia que lo caracteriza, lástima que no lo tengo frente a mis narices.
Sanmartiniano: No sabía que tenía más de una
nariz. Espero que le alcancen los pañuelos.
Honoris Causa: Me sobran. El día que nos
volvamos a cruzar, le presto uno para limpiarse la cara de la sangre que le voy
a hacer brotar a borbotones con estos, mis puños.
Sanmartiniano: Segurola y Havana, 4310,
séptimo piso. Y vamos a ver si me dura treinta segundos.
Honoris Causa: ¡Ah, se me hace el Maradona! Ahora
mismo salgo para Mundo Mutante. (A
Acompañante.) Pasame el casco. (Acompañante
duda.) ¡Pasame el casco, te digo!
Acompañante le da el casco futurista. Honoris Causa se lo coloca.
Acompañante escribe una dirección o coordenada en un teclado. Honoris Causa es
trasbordado a Mundo Mutante. Honoris Causa y Sanmartiniano empiezan a pelear.
Mientras Felipe Pigna III, Historiadora 1 y 2 observan esta pelea,
el Clon 2 llama al Clon 1. Este se acerca cauteloso. El Clon 2 levanta una
tabla del piso y saca unas bebidas. Le ofrece al Clon 1. Este acepta. Comienzan
a hablar, se relajan, se muestran amistosos.
Clon 1: ¡Qué idea loca tuvimos de postular a
un descendiente de los incas para liderar una monarquía constitucional
sudamericana!
Clon 2: No sé de qué corno me estás hablando,
pero sí, ¡qué loco!
Clon 1 y Clon 2 se ríen. Un monstruo marino ataca a Honoris Causa
y a Sanmartiniano. Se corta transmisión. Historiadora 1, Historiadora 2 y
Felipe Pigna III, conmocionados, dejan de ver la pantalla. Observan a los
clones.
Historiadora 1: En cierta medida, son
familia. Hijos de un mismo padre de la Patria. Es lógico y esperable que se
lleven bien, ¿no? Los humanos tenemos mucho que aprender de nuestros clones.
De repente, el Clon 1 se empieza a sentir mal y cae fulminado por
el veneno que bebió.
Clon 2: A partir de este momento, enséñese,
publíquese y archívese como versión oficial de los hechos que el verdadero
creador de nuestra bandera fue, es y será el General Don José Francisco de San
Martín.
Se escucha la marcha “Mi bandera”, con la letra modificada según
la nueva versión oficial de los hechos.
Aquí está la bandera idolatrada,
la enseña que San Martín nos legó…